A Marte los boletos
Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle
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Padre Hugo Tagle
El pasado 20 de julio se cumplieron 50 años desde que por primera vez el hombre caminó por la Luna. Ese día, Neil Armstrong se convirtió en el primer en pisar el único satélite que tiene la Tierra. 500 millones de personas lograron ver por televisión lo que sería el evento científico más importante del siglo XX y escucharían la célebre frase “Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad”, que quedaría grabada por siempre en los libros de historia y en la memoria colectiva.
Y junto con esa frase, esta otra: “Vinimos en paz para toda la humanidad”. Sí, el hombre que pisó la Luna lo hizo con la conciencia de que la paz debe ser el objetivo central de toda expedición humana.
El apetito por aventura y por ampliar los límites del espacio conocido crece hasta el infinito. Recordemos que el hombre llegó a la Luna con una tecnología más sencilla que cualquier celular actual. Hace años se habla de instalar una base permanente en Marte o seguir más allá de los umbrales de nuestro modesto sistema solar. Ya lo logró la sonda interplanetaria Voyager-1 al abandonarlo en 2013.
“Sólo envejecemos de verdad, por dentro, cuando dejamos de amar y de sentir curiosidad”, leo por ahí. Crece la sensación de que nuestro pequeño mundo agotó sus posibilidades y debemos buscar nuevos horizontes. Si bien tenemos planeta Tierra para rato, si lo cuidamos, la ciencia se abre a nuevos desafíos y esos son poblar nuestro satélite natural y el planeta más próximo, Marte. Ya se han inscrito 78 mil voluntarios para este viaje, hasta ahora sin retorno, que se realizaría en 2023. Entre ellos, una chilena. Incluso el excéntrico millonario Elon Musk tiene prevista una misión espacial al Planeta Rojo e instalarse en esa colonia marciana.
El Papa Francisco ha manifestado desde el comienzo de su pontificado un vivo interés por los proyectos espaciales. Ha hablado un par de veces con la tripulación de la Estación Especial Internacional y recibido a varias delegaciones de astronautas americanos y europeos, animándolos en su trabajo e investigaciones. Les ha preguntado sobre cómo es vivir “sin un arriba ni un abajo”. “La astronomía genera muchas interrogantes, de dónde venimos, adónde vamos”, les comentó el Papa.
La fascinación del universo recuerda al hombre que hay un Dios Padre que nos ama y que esta aventura nos permite mirar la Tierra “con los ojos y la perspectiva de Dios”. Sí, hacer ciencia es crecer en humanidad y conciencia por el entorno; es servir mejor al hombre y la sociedad.